Trigueros

sábado, 30 de enero de 2016

El Pilar de la Media Legua

Aunque del núcleo de Trigueros no se tiene noticia hasta después de la conquista cristiana, en su término existieron núcleos de poblamiento y villas rurales, de las que nos han llegado diversos restos arqueológicos.
Como a dos kilómetros de pueblo, en el antiguo camino de Sevilla a Portugal, existe un abrevadero público del siglo II d. C., época de dominación romana, conocido popularmente como Pilar de la Media Legua (Laso, 1990), abrevadero cuyo caudad de agua se ofrece tan abundante, que ni aún en las estaciones de de riguroso estío, cuando las fuertes calores secan las corrientes de aroyos y riachuelos, se ve agotado.

No a mucha distacia de este abrevadero, entre Béas y Trigueros, se encuentra un lugar llamado La Matanza. Se llama así, por que al parecer, en dicho lugar de dio la batalla de Trigueros 1357, donde las tropas del rey Pedro I de Castilla, mandadas por Egidio Boccanegra derrotaron a Juan de la Cerda, señor del Puerto de Santa María y de Gibraleón, Alguacil Mayor de Sevilla, que había encabezado una revuelta en Andalucía contra el poder del rey. Juan de la Cerda, vencido y prisionero fue ejecutado en Sevilla ese mismo año.

Colegio de Santa Catalina

El colegio de los jesuitas de Trigueros fue fundado, bajo la advocación de Santa Catalina virgen y mártir, por Francisco de la Palma, clérigo de primera tonsura y vecino de la localidad, al finalizar el segundo tercio del siglo XVI. En 1563 se acuerda que el fundador contribuya anualmente con 90.000 maravedíes, para sustentar a los 20 religiosos que compondrían la nueva comunidad. Y la Compañía de Jesús acometería, sin más, la construcción de la residencia y el templo. El padre Láinez, general de la Compañía, aprobó la fundación de Trigueros y encomendó al padre Bustamante la dirección de las obras. La construcción se inició rápidamente. Se levantó un pabellón para residencia de los religiosos, y se proyectó comenzar la iglesia, gracias a los 1.000 ducados que a tal fin donó Leonor de Zúñiga, condesa de Niebla. Así el padre Plaza anunciaba en 1564 que la residencia estaba concluida. Y que había adquirido una casa para instalar no sólo la escuela de leer y escribir, sino también una general de gramática. Al año siguiente, en Junio de 1565, se comenzó la edificación del templo. La planta original era de cruz griega. Sin embargo, por su incomodidad para culto y por falta de medios económicos, Bustamante redujo la iglesia a una sola crujía. De ahí que resultara demasiado larga y estrecha. Este esquema de iglesia -una sola nave flanqueada por capilla-nichos, impuestas por Brunelleschi, y crucero con cúpula semiesférica sin cuerpo de luces- nos remite al florentino Baccio Pontelli que hacia 1500 utilizó la misma tipología en Roma; en San Pedro in Montorio, Santa Maria della Pace, etc. Al ser nombrado, Bustamante, visitador de la provincia de Andalucía y, posteriormente, también de la Toledo, tuvo que abandonar las obras de Trigueros. Razón por la que la construcción del templo continuó lentamente.




Por desgracia, al regresar Bustamante a Trigueros en 1570, con objeto de acelerar el ritmo de las obras, muere de asma en dicha localidad. Con tal motivo, las obras quedan paralizadas. La condesa de Niebla se niega, en 1571, a abonar los 2.000 ducados necesarios para concluirla. Y al año siguiente, en 1572, el padre Francisco Arias comenta que los muros del templo estaban levantados sólo hasta la mitad de su altura y los de las capillas sacados de cimiento. Así continuaba cuando en 1578 llegó a Trigueros el hermano José Valeriani para ultimar la obra. Este arquitecto italiano transformó la planta central en cruz latina y se extrañó de que Bustamante hubiese querido levantar un piso de habitaciones sobre lo que estaba construido del templo. Afortunadamente en una colección de planos jesuíticos de la Biblioteca Nacional Francesa hay tres plantas del Colegio de Trigueros. La más antigua es un dibujo a pluma (19'9 x 21'3 cms.) remitido a Roma por el padre Diego de Avellaneda el 8 de Agosto de 1566. Más que una planta, es una topografía del terreno con el dibujo del templo que por entonces construía Bustamante. Los otros dos planos corresponden a Valeriani. La primera planta es un dibujo a pluma (21'3 x 48'5 cms.) cuya inscripción por el anverso dice: «Sitio de Trigueros», y por el reverso podemos leer: «Planta del sitio de lo que está ahora edificado en Trigueros». Su finalidad era informar al padre general de la complejidad de edificios que componían el colegio triguereño. A la derecha del templo hallamos la residencia de la comunidad, construida también por Bartolomé de Bustamante, con su refectorio, cocina, portería y capilla provisoria. Entre la residencia y el templo nuevo se sitúan las escuelas, adaptadas en una casa comprada al efecto. Al otro lado de la iglesia aparecen la casa del fundador, Francisco de la Palma, y la de Cristóbal Martín, el otro bienhechor de los jesuitas. La segunda planta, asimismo realizada por Valeriani, es otro dibujo a pluma (28 x 42 cms.) en cuyo ángulo inferior izquierdo consta la siguiente leyenda:«Planta de lo que en adelante se puede edificar en Trigueros»; y por el reverso dice:«Traza de lo que en adelante se puede edificar en Trigueros».
La iglesia adopta una planta de cruz latina. Consta de una sola nave sin capillas laterales, y brazos del crucero y. capilla mayor poco profundos. El típico compás andaluz que Busta­mante había dejado en su proyecto fue sustituido por un pórtico nartex que precedía al ingreso principal. Pero no se llegó a realizar aunque si se llevó a cabo la apuntada reforma de la iglesia. A ambos lados del templo dispone en el plano cuatro claustros, dos por cada flanco. De esta forma, Valeriani conseguía un plan unitario en el colegio de Trigueros. Todo el mediodía está recorrido por una larga solana, con vista a la huerta. A pesar del impulso dado por Valeriani, las obras vuelven a demorarse. Por fin, según relatan las cartas anuas, el 7 de Septiembre de 1598, tras un periodo de 33 años de construcción, se concluyó el templo. De inmediato, entre 1600 y 1610, ampliaron el sector residencial. Documentalmente sólo consta la edificación de un claustro y dos pórticos con sus peristilos de mármol, dispuestos junto al antiguo edificio. Hoy restan exclusivamente algunos vestigios de la arquería de un patio y una torre, adosada al flanco izquierdo del templo. El terremoto del 1 de Noviembre de 1755 produjo graves daños en el conjunto monumental. Gracias a un informe, conservado en el archivo parroquial de trigueros, sabemos que el templo de la Compañía de Jesús «quedó del todo arruinado, caiendo en tierra toda la gran bóbeda de su techumbre, y la media naranja hecha pedazos quedó en pié, y todas sus paredes quebradas, y inhabitable toda la vivienda». Situación ruinosa de la que igualmente se hace eco la noticia individual que da la Academia de la Historia sobre el luctuoso terremoto de Lisboa.
Desgraciadamente los daños acaecidos en el colegio de Santa Catalina no se repararon. Y a partir de 1767, decretada la expulsión de los jesuitas de España, la antigua fábrica acabó de arruinarse por completo. Ante tal situación, el cardenal-arzobispo de Sevilla, Solís y Folch, dispuso transfor­mar el templo en casas o fábricas útiles al vecindario. Luego, con mejor criterio, se cambió de opinión y se utilizó como cementerio. En 1816, restablecida la compañía de Jesús por el rey Fernando VII, llegaron de nuevo los jesuitas a Trigueros. El edificio estaba desolado. Para poderlo habitar los religiosos tuvieron que construir unos pequeños aposentos para la comunidad, restaurar la escuela, e instalar la capilla en lo que fue sacristía de la iglesia. No obstante, lo más desagrada­ble para la comunidad fueron los pleitos que tuvo que sostener con algunos vecinos que habían ocupado, sin más, el abandonado colegio. Por ello, en 1826, a los diez años de su retorno, lo jesuitas deciden marcharse definitivamente de Trigueros. Desde entonces, en aquel área se han ido levantando casas particulares, paneras, cuadras, etc. Antes de finalizar, las síntesis histórica de un monumento que mereció mejor suerte, debemos hacer especial hincapié en sus valores tectónicos. Se trata de un edificio singular, digno de un futuro más acorde con su riqueza histórico-artística. Externamente, el total resultante goza de un gran sabor veneciano. Impresión que confirman los frontones circulares que rematan los hastiales del crucero y frontis del templo,' al gusto de Pietro Lombardo.

martes, 26 de enero de 2016

Convento del Carmen

Convento del Carmen (S. XVI). PLAZA DEL CARMEN. Antiguamente de Nuestra Señora de Consolación, fue fundado en el primer cuarto del siglo XVI, y aunque reformado por los diversos acontecimientos geológicos y sociales, permanece en pie, pero alterado en su planta original. La antigua residencia conventual se dispone en torno a un claustro central, con dos plantas superpuestas y arcos de medio punto en sus flancos sobre pilares con impostas. El cuerpo superior del claustro reproduce la estructura arquitectónica del inferior, a excepción de sus arcos que son rebajados y doblados. Aquí se disponía originalmente las celdas, arruinadas por completo en la actualidad. Las techumbres de madera de las galerías que delimitan el convento son sencillas y de indudable factura Popular. El templo presenta una sola nave, crucero y capilla mayor. La nave, espaciosa, se cubre con techumbre mudéjar con elementos geométricos de fines del quinientos. El tramo central del crucero se compone de cuatro arcos de medio punto que reciben la consabida semiesfera sobre pechinas. La capilla mayor se cubre con bóveda de cañón y lunetos festoneados de pinjantes de la segunda mitad del siglo XVIII. En el exterior, la portada se compone de dos pilastras dórico-toscanas, una cornisa sobre canecillos y un frontón curvo partido con moldurón central. La espadaña consta de tres vanos de medio punto, separados por pilastras dórico-toscanas; el frontón posee en cada vertiente un remate de barro vidriado y en el vértice superior un pedestal con una cruz de cerrajería. La ultima restauración tuvo lugar en 1998.


Este antiguo convento de religiosos carmelitas calzados preside hoy una espaciosa plaza de la localidad, popularmente denominada del Carmen. Con motivo de su fundación, el padre Gonzalo Ruiz tomó posesión de la ermita de la Virgen de Consolación, extramuros de la villa, en noviembre de 1522. Al principio, entretanto se construía el nuevo convento, la comunidad utilizó dicha ermita para celebrar el culto divino. De ahí que aún hoy reciba culto, en la actual iglesia, Ntra. Sra. de Consolación, titular de la antigua ermita y del nuevo convento.
Durante el siglo XVIII, la comunidad carmelita de Trigueros alcanzó su máximo esplendor. Así, por ejemplo, en 1721, el visitador general del Arzobispado reseña que: “La comunidad de el Carmen se compone de 16 religiosos, no es rica pero lo pasan con decencia, y está muy aseado y nuevo el convento, y los religiosos se portan como tales. Su prior es Mestro muy docto y virtuoso, se llama fray Felipe Santiago Carrasco”. A partir de esta fecha, comienza una lenta pero irremediable decadencia. El convento se extinguió con la desamortización. En consecuencia, Madoz, en 1849, ya lo cita como exconvento carmelita.
Sin embargo, el edificio, bastante alterado, ha llegado hasta nuestros días. Justifican, en buena medida, las múltiples modificaciones y reformas habidas en su fábrica, los daños provocados en ella por agentes geológicos o atmosféricos o simplemente por el abandono que sufrió un duro quebranto. Sobre el particular recoge el informe parroquial emitido a raíz del mencionado seísmo que “La bella Iglesia del convento de Nuestra Señora del Carmen de esta villa quedó su capilla mayor cuarteada, abierta y desgajada por toda sus tres fachadas, y toda la techumbre, y campanario muy mal tratado, y la vivienda cuarteada e inhabitable”.
Tras la desamortización, la residencia conventual pasó a propiedad privada. Para adaptarla a su nueva función se acometieron ciertas reformas que desvirtuaron su antigua distribución. Fué utilizada sucesivamente como bodega y vaqueriza. La Iglesia, por el contrario, quedó abierta al culto, conservando íntegro casi todo el patrimonio artístico.
Por último, el movimiento sísmico de 1969 también produjo daños de consideración en el recinto eclesiástico que estudiamos. En esta ocasión la zona más afectada fué el crucero cuyas bóvedas laterales se desplomaron, destruyéndose incluso bajo los escombros el retablo situado en el ala derecha del mismo.
Autor: Cristobal Fernández
No obstante, a pesar de los avatares relatados, el conjunto conventual del Carmen de Trigueros permanece en pie, aunque alterado en su planta original y empobrecido en su aspecto ornamental. Aún así, quedan perfectamente diferenciados el sector residencial y el templo.
La antigua residencia conventual se dispone en torno a un claustro central. Actualmente ya no se distinguen las diferentes estancias de la clausura. El patio consta de dos plantas superpuestas. El cuerpo bajo presenta dos flancos con cinco arcos de medio punto sobre pilares con impostas. Y los dos restantes tienen solo cuatro. Todos los arcos están provistos de rosca y en el centro sendas pilastras adosadas. Los pilares lucen en el centro sendas pilastras adosadas. Sobre ellas discurre el entablamento.
El cuerpo superior del claustro reproduce la estructura arquitectónica del inferior, a excepción de sus arcos que son rebajados y doblados. De esta forma, los respectivos elementos del conjunto se relacionan unos con otros, motivando un todo coherente y orgánico. En el centro del patio hay una aljibe. Las galerías que lo delimitan por sus
cuatros costados lucen techumbres lígneas. Son planas y muy sencillas de formato. Sobre sus vigas paralelas y muy sencillas de formato. Sobre sus vigas paralelas se dispone directamente la tablazón. Es. pues, una obra de carpintería de indudable factura popular.
En el ángulo noroeste se abre paso un arco rebajado sobre ménsulas que accede al arranque de la escalera que enlaza las dos plantas del claustro. Esta se trazó adosada al muro en ángulo recto. Su barandal fué labrado en madera. En el piso alto se disponían originalmente las celdas, arruinadas por completo en la actualidad.
El ingreso desde el exterior se efectúa a través de un amplio zaguán. Conforme entramos en el claustro a la derecha, sobre el paramento, se halla una lápida de mármol que reza así: “A LA DIGNISIMA SEÑORA DOÑA SALUD DE BERGES VIDES, VIUDA DE DON JUAN VIDES ALAMO, A CUYAS EXPENSAS POR AMOR A LA VIRGEN DEL CARMEN Y A LOS POBRES, SE FUNDO ESTE COLEGIO PARA NIÑAS, BAJO LA TUTELA DE LAS HERMANAS CARMELITAS DESCALZAS MISIONERAS. EL PUEBLO DE TRIGUEROS EN TESTIMONIO DE RECONOCIMIENTO Y GRATITUD XXIV – VI -MCMXLIV”.
En efecto, esta lápida testimonia la última función del edificio. En 1944, doña Salud Berges reconstruyó el inmueble y trajo una pequeña comunidad de religiosas carmelitas misioneras para que se dedicara a la educación de niñas. De esta suerte el convento fué objeto de ciertas obras que mejoraron y consolidaron su abandonada y mutilada fábrica. Este colegio femenino permaneció abierto hasta hace pocos años, en que las religiosas se trasladaron a un nuevo edificio, más funcional. Desde entonces, el ex convento carmelita de Trigueros se ha sumergido en un nuevo paréntesis de silencio.

El templo se extiende adosado al convento por el flanco septentrional. Presenta acorde con la tipología tradicional de iglesias conventuales, una sola nave, crucero y capilla mayor. Se abrió al culto, por primera vez, el día de la Encarnación del año 1596.
La nave, espaciosa, se cubre con techumbre mudéjar en forma de artesa con cinco tirantas que apean sobre otros tantos pares de canes situados en la solera. El sotocoro, ubicado a los pies del templo, presenta un artesonado de tres paños con decoración de casetones, puntas de sierra y elementos geométricos pintados a base de círculos y rectángulos. Tanto esta cubierta como la anterior reflejan el gusto imperante en la carpintería de fienes del quinientos.
Al coro alto, provisto de gran ventana coral para iluminar el interior, se accede gracias a una escalera de caracol adosada al muro izquierdo. El antepecho del coro está labrado también en madera.
El crucero sobresale al exterior. El tramo central se compone de cuatro arcos de medio punto que reciben la consabida bóveda semiesférica sobre pechinas. Ocho pilastras se unen en la clave de la media naranja y la subdividen en ocho cascos que se perforan alternativamente con vanos cuadrilobulares.
Las alas del crucero ostentan bóvedas de cañón con lunetos cuyos moldurados perfiles apean sobre sencillas ménsulas angulares. Las bóvedas antiguas sucumbieron en el terremoto de 1969. De inmediato se construyeron las actuales que reproducen las anteriores. Este espacio se ilumina mediante dos vanos laterales con vidrieras polícromas.
La capilla mayor, acabada en testero plano, se cubre con bóveda de cañón y lunetos festoneados de pinjantes, elemento ornamental que denuncia la estética de la segunda mitad del siglo XVIII. Recordemos que a raíz del terremoto de 1755, según hemos probado documentalmente, este sector del templo quedó muy arruinado. Motivo por el cual hubo de rehacer la capilla mayor y dotarla de un nuevo retablo.
Al presbiterio se sube por tres escalones decorados con cerámica azul y blanca, muy del gusto de la época. En el costado izquierdo hay una puertecita que comunica con una pequeña sacristía provista también de sencilla techumbre lígnea. Desde una estancia se puede ingresar directamente en el antiguo convento. Como dependencia auxiliar del templo podemos mencionar una pieza de planta rectangular, hoy utilizada como almacén, a la que se ingresa por el ala izquierda del crucero.
Los retablos que se conservan en la iglesia son: el retablo mayor, fechable hacia 1800; el de la Inmaculada, realizado por el estuquista Ramón Correa en 1942; el de Ntra. Sra. de Consolación, antigua titular del convento; el del Crucificado y el de Animas. Estos dos últimos estan instalados en la nave del templo, uno frente al otro. En el primero hay una talla del Crucificado del siglo XVI. Y en el de Animas se exhibe un lienzo con la Virgen del Carmen sacando a las ánimas del Purgatorio. Dicha pintura está firmada por “CORBALAN, ME FÁCIEBAT, 1783. Este último retablo fué ejecutado en 1942, por el tallista Manuel Gómez Carnacea.
Finalmente, debemos reparar en el exterior del edificio. La sobria distribución de su aspecto interior determina la expresión volumétrica del mismo. Por ello, observamos un predominio de la línea recta en los perfiles y del planismo en las fachadas.
El imafronte del templo se remata con un alero, horizontal, sobre canecillos o modillones. Sobre el paramento encalado resalta la portada. Se compone de dos pilastras dórico-toscanas, una cornisa, también sobre cancecillos, y un frontón curvo partido con moldurón central.
Contiguo a la iglesia hay un cuerpo del edificio coronado por la espadaña. Ignoramos su función durante la etapa conventual. Tras la desamortización fué utilizado por los nuevos propietarios como palco para contemplar las carreras de toros que animan los festejones populares de Trigueros al finalizar la recolección del verano.
La espadaña, tan propia de la arquitectura conventual, es un modesto ejemplar. Su severa composición se recorta nítidamente sobre el azul del cielo. Consta de tres vanos de medio punto, separados por pilastras dórico-toscanas. El ático central con frontón triangular queda flanqueado por dos aletones, en cuyos extremos hay restos cerámicos de sendos remates. El frontón tambien posee en cada vertiente un remate de barro vidriado y en el vértice superior un pedestal con una cruz de cerrajería. Es digno de mención el ornato del basamento de la espadaña realizado a base de placas rectangulares en resalto.
Por último, aunque brevemente, tenemos que reparar en la fachada del convento, prácticamente rehecha en la restauración efectuada en el inmueble por Doña Salud Berges en 1944. La portada, de sencilla traza, presenta dos pilastras, esquemático entablamento y frontón triangular partido, que centra el ático también con frontón partido y remate ochavado al centro. En el ático se expone un paño de azulejería sevillana que reproduce a la Virgen del Carmen entregando el escapulario a Santa Teresa y a San Juan de la Cruz, reformadores del Carmelo. Esta cerámica, firmada por A.M.A.S., fué realizada recientemente en la fábrica de “Mensaque Rodríguez y Cía. Triana”.
En líneas generales la fachada adquiere un cierto desarrollo longitudinal. Los paramentos exteriores, como es usual en toda Andalucía, se encalan por imperativo del largo y cálido verano. Tan luminosa fachada, blanca de cal y de sol, aparece ennoblecida no sólo por la portada anteriormente descrita, sino también por las rejas de las ventanas. Su herraje constituye, por sí mismo, una nota de elegancia y buen gusto en el total resultante. 

La Ermita de la Santa Misericordia

Próxima a la iglesia parroquial de San Antonio Abad de Trigueros, casi detrás del ábside, se conserva la capilla del antiguo hospital de la Santa Misericordia. Su advocación original de Ntra. Sra. de los Remedios, cuya imagen titular aún recibe culto en el retablo mayor. Se trata de una escultura en madera policromada de los comienzos del siglo XVI.
Su instituto, según una tradición recogida en la visita pastoral de 1721, fue de peregrinos sacerdotes. Por ello, cuentan, que en dicho edificio se alojaron el padre Diego Laynes y su compañero, cuando llegaron a Trigueros, para fundar el colegio de la Compañía de Jesús. Más tarde se transformó en casa cuna para recoger niños expósitos. Función que cumple regularmente hasta el siglo XIX. Así, por ejemplo, en el informe de la visita canónica del año 1697, aparece ya destinado el hospital de la Misericordia para la crianza de niños expósitos. Misión que sigue desempeñando en 1760.
Para cumplir dignamente su misión contaba con ciertas rentas. En este capítulo anotamos que en 1711 tenía de renta cada año, en 27 novenos de tributos, 14.392 maravedís, que los 1.321 son de la cofradía de la Sagrada Vera Cruz que está anexa a dicho Hospital de inmemorial tiempo a esta parte, y la restante cantidad de este hospital. En 1721 obtenemos nuevos datos sobre el particular. Por aquel entonces Su renta se compone de 120 fanegas de trigo y 400 reales poco más o menos, con el valor de estos años en el trigo no está sobrada la casa, pero cumple todas sus obligaciones. Finalmente, casi al mediar el siglo XIX, en 1849, Madoz, al hacer una breve reseña sobre Trigueros, comenta que Hay un establecimiento de beneficencia, titulado la Caridad, que posee una renta de 2.100 reales, un pósito con 20 fanegas de trigo....
Respecto a la fábrica original de este hospital de la Santa Misericordia nada en concreto se sabe. Tan sólo, en la visita de 1725, se comenta que en lo que toca al adorno de su hermita está con alguna decenzia. Posteriormente, al sobrevenir el luctuoso terremoto de 1755, que produjo incluso la muerte de dos personas en la parroquia, el edificio quedó deteriorado. Que esto es cierto lo confirma un documento conservado en el archivo parroquial. Textualmente dice: Todas las ermitas, y hasta quinientas casas, de esta población, unas del todo arruinadas en tierra, otras amenazando próxima ruina se dieron por inhabitables por los Maestros Alarifes con la justicia real de esta villa hasta su reedificación. Y continúa, tras hacer constar el pánico general del vecindario y los daños sufridos, en los siguientes términos: a los quince días (el 16 de noviembre de 1755) con solemnes aparatos, y asistencia de todo el Clero, Comunidades, Cabildo, y mucho pueblo, se trasladó nuestro altísimo Dios Sacramentado a la iglesia de la Santa Misericordia, titular de Santa María de los Remedios de esta villa, que ya estaba reparada, y luego se mudó a dicha iglesia la pila del Bautismo Sagrado, y quedó establecida por ahora para todos los usos la Parroquia y la Administración de los Santos Sacramentos.
Hoy, del antiguo hospital triguerense que nos ocupa, perdura exclusivamente la iglesia. Su fábrica, de planta rectangular, presenta tres naves. La central se cubría con techumbre mudéjar en forma de artesa con tirantas, y las laterales con cubiertas lígneas del tipo denominado de colgadizo. Las arquerías divisorias de naves se componen de cuatro arcos de medio punto, enmarcados en alfices, que apean sobre pilares rectangulares. Sencillas nacelas marcan el arranque de los arcos (lám.1).
La nave izquierda, o de la epístola, comunica con la sacristía y un almacén. Ambas estancias carecen de interés artístico. La otra nave lateral, conocida popularmente como nave de la Virgen de los Dolores, nos consta que fue reparada en 1836. Un siglo después, el 23 de julio de 1936, tras ser retiradas algunas imágenes y objetos de culto, un exaltado grupo saqueó y destrozó cuanto quedaba en el recinto. Por fin, las últimas obras realizadas en el edificio corresponden el año 1974. En aquella ocasión, sustituyeron las antiguas techumbres de madera por techos rasos y colocaron la actual solería de terrazo. Dicha restauración desvirtuó el sabor que hasta esa fecha conservaba la antigua ermita.
La distribución del espacio interior se deja sentir exteriormente. El encalado imafronte de la ermita de la Santa Misericordia, por fortuna, conserva una deliciosa impronta dieciochesca. Su perfil superior trapezoidal subraya la disposición de las tres naves interiores. E incluso la portada y las dos ventanas del frontis insisten, una vez más, en esta subdivisión, al corresponder una a cada ámbito espacial. La portada principal queda flanqueada por sendos ventanales. Sus rejas, algo salientes, aparecen cobijadas por dos pilastras y un frontón curvo, en cuyo interior hay un pinjante. Tan escueta morfología destaca vivamente con las proporciones, formato y ornamentación de la portada. Su arco rebajado está amparado por dos pilastras dobladas de orden dórico-toscano sobre sus correspondientes basamentos. Los capiteles soportan sendos trozos de entablamento. Sobre ellos monta un frontón curvo partido y avenerado. Al centro un movido y recortado medallón enlaza con la espadaña, marcando, de esta forma, un cierto carácter ascendente en toda la composición.
El medallón central exhibe un paño de azulejería sevillana, en tonos blancos y azules, que representa a la Virgen de Misericordia, bajo cuya manto protector imploran los necesitados. El ondulado molduraje de sus perfiles conducen la vista del espectador hasta la espadaña, provista de su pequeña esquila.
La airosa silueta de esta espadaña se recorta ya, con toda nitidez, sobre el azul del cielo. Su arquitectura reproduce, en líneas generales, la tipología impuesta por la portada. Hasta tal punto, queda trabada con ella, que puede considerarse como ático de la misma. En conclusión, tan emotivo conjunto arquitectónico responde al gusto estético imperante en la segunda mitad del siglo XVIII.

Juan Miguel González Gómez
Revista de S. Antonio Abad. - Ayuntamiento de Trigueros. 1982

miércoles, 20 de enero de 2016

El Dolmen de Soto

PROPIEDAD: Pública, dependiente de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, que lo adquirió en 1987.
UBICACIÓN: Sobre el Cabezo del Zancarrón, en la finca la Lobita, dentro del término municipal de Trigueros.
ACCESOS: Desde la carretera A-285, Huelva-Sevilla, desviándose hacia el norte a la mitad del km. 619, situado entre Niebla y San Juan del Puerto. Desde la carretera nacional 436 (San Juan del Puerto- Badajoz), vía Trigueros y camino agrícola asfaltado hasta el dolmen.
CRONOLOGÍA: Entre el 3.000 y el 2.500 a.C., dentro del ámbito cronológico de la Edad del Cobre o Calcolítico.
TIPOLOGÍA: Arquitectura megalítica.
FECHA DE PUBLICACIÓN: Declarado Monumento Nacional y publicado en el BOE. con fecha de 04/06/31. Está inscrito como monumento en el Catálogo General del Patrimonio Histórico de Andalucía.


El Dolmen de Soto forma parte del conjunto de más de doscientos monumentos megalíticos de la provincia de Huelva, que se desarrollaron en le occidente europeo entre el neolítico y la edad del Bronce. Fue descubierto por Don Armando de Soto en 1922, iniciándose en ese mismo año las excavaciones, las cuales finalizaron tras el estudio de Hugo Obermaier, publicado en marzo de 1924 en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones. Años más tarde, el 3 de junio de 1931, el dolmen fue declarado Monumento Nacional.
Los monumentos megalíticos son construcciones funerarias para enterramientos generalmente colectivos de inhumación, entre los que uno de los más comunes es el dolmen (construcción en forma de enorme mesa en la que una losa horizontal está sostenida por dos verticales (ortostatos).

El de Soto es un dolmen perteneciente a la familia de los dólmenes de corredor largo(conjunto de dólmenes yuxtapuestos), siendo el más grande de los encontrados en nuestra provincia y uno de los mayores de la península. Está formado por una cámara y un corredor en V que se ensancha hacia el interior. Su longitud es de casi 21 m., variando su anchura desde los 0,82 m. en la puerta hasta los 3,10m. en la cámara. Está orientado de Levante a Poniente, de tal manera que los primeros rayos de sol en el equinocio, avanzan por el corredor y se proyectan en la cámara durante unos minutos, en un rito donde quizás los difuntos renacían de la vida de ultratumba, bañados por la luz solar.
La galería del dolmen está formada por grandes ortostatos de granito en su mayoría, junto con otros de arenisca y pizarra, traídos probablemente de una zona cercana a Tejada (Paterna del Campo), desde unos 40 kilómetros de distancia. Los ortostatos presentan numerosos grabados y algún resto de pintura, correspondiéndose con los restos humanos y de útiles allí encontrados. Éstos, por el contrario, son escasos y el hecho de que en otro dolmen cercano los hallazgos fueran cuantiosos, hace pensar que el monumento funerario fue poco utilizado, quedando pronto en desuso y relleno de tierra.
Pese a sus grandes dimensiones solamente recibieron sepultura en él ocho cadáveres y en siete sitios diferentes. Todos ellos aparecieron sentados, en cuclillas, arrimados a la pared, en cuyo ortostato se realizó algún grabado representando la efigie del difunto, su signo protector totémico o alguna de sus armas. Junto a los cadáveres apareció un ajuar funerario compuesto de útiles líticos como hachas, cuchillos, etc.; material cerámico (a veces con decoración incisa) como vasos, cuencos, platos, etc.; un brazalete cónico de hueso; algunos fósiles marinos; etc. En la excavación también se halló una mesa, ahora inexistente, en el centro de la cámara, justo delante de la cabecera, muy baja y rectangular. Sobre ella no se encontró nada y es de suponer que tendría una función ritual.


La conformación de la entrada y de la cámara es lo que más variaciones han sufrido, encontrándose en 1923 los ortostatos del acceso desperdigados y faltando 2 ó 3 grandes losas que techaban la cámara. La primera restauración por parte del Ministerio de Cultura se llevó a cabo en 1957. En 1981 se acometió la primera fase del proyecto de restauración del dolmen por Don Ismael Guarner. La segunda fase se efectuó en 1982, también por el arquitecto Guarner, presentando la Memoria final de las obras realizadas en 1985. En 1986 se inició el proyecto de protección arqueológica del monumento por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a través de la Delegación Provincial de Huelva, mejorándose el cerramiento, interior, entorno y acceso del dolmen, gracias a su conexión con la A-286, nacional 436 y una serie de caminos asfaltados.
En 2008 se concluyó la primera fase de la puesta en valor de este monumento, tras unas investigaciones que lo situaron, por su anillo perimetral de más de 80 metros, como una de las mayores construcciones megalíticas de Europa Occidental. En este estudio se pudo fijar mediante dataciones de carbono 14, la fecha de su construcción hacia finales del tercer milenio. 
Cercanos a este monumento, menos de 20 Km, se encuentran los interesantisimos conjuntos históricos artísticos de Moguer y Niebla, además de la hermosa iglesia gótico-Mudejar de San Anton en la localidad de Trigueros. En relación con los monumentos megalíticos de nuestra provincia se recomienda la visita al dolmen del Labradillo (Beas), al conjunto dolménico de los Gabrieles (6 monumentos), el dolmen del monje, el tholos de valdegrosa, los dólmenes de la mesa de la hueca. (Valverde del Camino) y el conjunto megalítico de la aldea de El Pozuelo (Zalamea la Real).

Fuente: Junta de Andalucia.

jueves, 7 de enero de 2016

Monumentos de Trigueros

Los orígenes de Trigueros se pierden en el tiempo. Tenemos noticias de que el territorio de lo que hoy conocemos como la villa de Trigueros estuvo poblado durante la época paleolítica y, en concreto, en el Paleolítico Medio (Musteriense), como asegura el arqueólogo José Castiñeira Sánchez. Cantos tallados, raederas, perforadores, núcleos y diversas lascas encontrados en su término son prueba de ello. Igualmente se han encontrado restos cerámicos del Neolítico final o Calcolítico inicial. Pero el elemento prehistórico más importante en cuanto a dimensiones y conservación es el DOLMEN DE SOTO importante mausoleo de la Edad del Cobre (3.000-2.500 años antes de Cristo) que fue estudiado con minuciosidad por el alemán Hugo Obermaier en 1.923, año de su descubrimiento.
Aunque del núcleo de Trigueros no se tiene noticia hasta después de la conquista cristiana, en su término existieron núcleos de poblamiento y villas rurales, de las que nos han llegado diversos restos arqueológicos.


El PILAR DE LA MEDIA LEGUA es un importante vestigio romano de nuestro municipio. Se trata de un abrevadero cuyos orígenes se remontan de la época de dominación romana (siglo II d.C.), que se conserva en muy buen estado. Se llama así porque está a media legua, unos dos kilómetros y medio, de Trigueros. Es una construcción del siglo II, situada en la antigua calzada romana que unía el oeste peninsular con Sevilla y Córdoba. Posteriormente, esta vía se convirtió en una “vereda de la carne”, existiendo en las inmediaciones de este abrevadero una zona de descanso del ganado de la que no quedan restos.
Trigueros fue “sede de la vetusta y notable Conistorsis o Cunistorgis, ciudad íbera que perteneció a los cúneos, según intenta demostrar el ilustre triguereño Pérez Quintero en 1.794. De todas formas, sobre este tema todo son hipótesis ya que aún no se han encontrado restos que prueben esta idea y las afirmaciones se hacen a partir de exclusion.
La Iglesia de San Antón, de estilo gótico mudéjar, construida, a finales del XIII o principio del XIV, sobre restos de un castillo musulmán. Tras la reconstrucción después del terremoto de Lisboa su fachada y torre presentan un estilo barroco.


De época musulmana es, según el arquitecto Alfonso Jiménez, la base de la actual IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANTONIO ABAD, probable fortaleza almohade cuyas torres y muros fueron aprovechados para la construcción de esta admirable obra gótica. La Iglesia Parroquial, perteneciente (como Trigueros) al Condado de Niebla, después de la Conquista Castellana, y posteriormente también al Ducado de Medina Sidonia, es el ejemplo más meridional de iglesia con falso triforio, con un sistema de abovedamiento típico de la escuela arquitectónica de Renania y fue también probable fortaleza de los Caballeros Templarios. Es un espacioso templo de tres naves, separadas por pilares de ladrillos y cubiertas por bóvedas nervadas. Con el terremoto de Lisboa (1.755) quedó muy deteriorada y los arquitectos italianos que la reconstruyeron dieron a la fachada y a la única torre que se pudo levantar el estilo neoclásico con el que aún hoy permanece. Dos magníficas pinturas murales del siglo XV completan este maravilloso conjunto medieval.


El CONVENTO DEL CARMEN. Una vez en el propio pueblo, en la Plaza del Carmen, encontramos el Convento del Carmen, antiguamente de Nuestra Señora de Consolación, fundado en el primer cuarto del siglo XVI y aunque reformado por los diversos acontecimientos geológicos y sociales, permanece en pie, pero alterado en su planta original. Este extraordinario monumento se compone de dos partes, de singular belleza artística cada una; la antigua residencia conventual, dispuesta en torno a un claustro central, con dos plantas superpuestas, recientemente restaurada y utilizada como Centro Cívico y casa de la Cultura, y el templo, cuya nave está cubierta con techumbre del mil quinientos presenta un sola nave, crucero y capilla mayor, que alberga un magnífico retablo barroco y la imagen de Ntra. Sra. del Carmen, patrona de Trigueros.


La ERMITA DE LA SANTA MISERICORDIA, próxima a la Iglesia parroquial, tiene como advocación original a Ntra. Sra. de los Remedios, cuya imagen aún recibe culto en el retablo mayor (escultura en madera policromada de comienzos del siglo XVI) Fue instituto de peregrinos sacerdotes y posteriormente casa para recoger niños expósitos. A causa del terremoto de 1.755, del antiguo hospital triguereño sólo perdura la iglesia, de planta rectangular y tres naves. Las arquerías divisorias de las naves se componen de cuatro arcos de medio punto, enmarcados en alfices, que apean sobre pilares rectangulares. Lo más importante actualmente quizá sea el exterior, cuyo encalado imafronte conserva una deliciosa impronta dieciochesca. La portada está compuesta por un arco rebajado que está amparado por dos pilastras dobladas de orden dórico-toscano sobre sus correspondientes basamentos. Los capiteles soportan sendos trozos de entablamento. Sobre ellos monta un frontón curvo partido y avenerado. Al centro un movido y recortado medallón enlaza con la espadaña, marcando, de esta forma, un cierto carácter ascendente en toda la composición. El medallón central exhibe un paño de azulejería sevillana, en tonos blancos y azules, que representa a la Virgen de la Misericordia.


 La antigua IGLESIA DEL COLEGIO DE SANTA CATALINA de la Compañía de Jesús, fundado bajo la advocación de Santa Catalina a mediados del siglo XVI, es un edificio singular que goza externamente de un gran sabor veneciano, impresión que confirman los frontones circulares que rematan los hastiales del crucero y frontis del templo, al gusto de Pietro Lombardo, según asegura el profesor Juan Miguel González Gómez.
El edificio fue construido en dos fases por Bartolomé Bustamante y José Valeriani respectivamente. Aunque la planta original era de cruz griega, se redujo la iglesia a una sola crujía por su dificultad para el culto. Actualmente adopta una planta de cruz latina con una sola nave sin capillas laterales y brazos del crucero y capilla mayor poco profundos.
A ambos lados del templo se encontraban cuatro claustros, dos por cada flanco así como una escuela, que fue reconstruida en 1.816 junto con unos pequeños aposentos para poder ser habitados de nuevo, ya que el edificio estaba muy deteriorado.
La Junta de Andalucía aprobó la inscripción como Bien de Interés Cultural (BIC) del antiguo Colegio de Santa Catalina de Trigueros, conocido popularmente como ‘La Campana’ el 28 de octubre de 2008.
El 26 de noviembre de 2014, el Ayuntamiento de Trigueros procedió a la compra del Colegio de Santa Catalina, pasando a formar parte del patrimonio municipal.



En fin, Trigueros, que fue declarada villa durante el reinado de Carlos II, perdió con el mencionado terremoto de Lisboa numerosos monumentos, testigos de un glorioso pasado: Las ERMITAS DE SAN ROQUE y DE SAN SEBASTIAN, en el eje Norte-Sur, y SANTA BRIGIDA y SAN ANTONIO ABAD, en el eje Este-Oeste; así como la CASA DE LA ORDEN DE CALATRAVA, las CASAS DEL CABILDO, etc., como asegura el profesor José Luis González Escobar.

Nuestros símbolos de identidad, el escudo y la bandera

Con el objetivo de llevar a cabo la Rehabilitación de nuestro escudo y la legalización de la bandera, el Servicio de Archivos de este Ayuntamiento, a petición del Sr. Alcalde, realizó el siguiente estudio:

El escudo
Al existir un escudo en nuestra localidad que es conocido y considerado elemento identificador del mismo, y siguiendo la normativa vigente que regula la adopción o rehabilitación de símbolos de las Entidades Locales de Andalucía y la posterior inscripción de éstos en el Registro Andaluz de Entidades locales, Se decidió llevar a cabo la Rehabilitación del escudo. Este proceso tiene que estar apoyado en un estudio histórico, que justifique el uso del escudo actual que viene identificando a Trigueros. Para ello, el Archivo Municipal, cuyo Fondo Documental es el reflejo de la actividad desarrollada por éste municipio a lo largo del tiempo, desde mediados del S.XVl hasta nuestros días, se convierte en elemento fundamental de la investigación.
Formó parte de la Casa de Medina Sidonia desde la Reconquista hasta 1768, año en el que el rey Carlos ll le concede el Título de Villa (Leg. n°50 AMT), era obligado ponerse en contacto con el Archivo de la Casa Ducal, cuya archivera me informó de la total ausencia de documentación relativa a un escudo de Trigueros. Respuesta lógica si tenemos en cuenta, que todo documento relativo a Trigueros en aquella época llevaba los símbolos de la Casa de Medina Sidonia, a quién pertenecía. Siguiendo el Consejo de Dña., Remedios Rey de las Peñas, jefa del Servicio de Archivos de la Excma. Diputación Provincial de Huelva, contacté con la Biblioteca Nacional, al existir allí un Manuscrito, el n°20.263, en el que se recoge la respuesta que el vicario de Trigueros, Simón Rivero, dio al geógrafo Tomás López en 1876, dónde se habla de la existencia de un escudo de nuestra localidad.
Centrado ya en el Fondo Documental de nuestro Archivo Municipal, la primera referencia histórica del  del escudo que tenemos, data del año 1883, en un Acta de Sesión del Pleno. Desde este momento y sin ningún tipo de interrupción, aún en épocas históricas difíciles como en la República v antes del estallido de la Guerra Civil, en el año 1936, el escudo siguió utilizándose. Así en multitud de documentos como Actas de Pleno, Libros de Amillaramiento, Reglamento del Matadero, Padrón y Libro de Consumos, Documentos de Tesorería, de Alcaldía, de Secretaría, de Objetores de conciencia, etc., que constituyen nuestras series documentales el escudo aparece representado.

A través de este exhaustivo trabajo de investigación se pone de manifiesto el uso reiterado del escudo por parte del Ilmo. Ayuntamiento de Trigueros. Por todo ello el escudo aprobado en sesión Plenaria de 16 de Diciembre de 2010 es el siguiente:
Se organiza en palo, en el primer pal de oro tres fajas de gules, en el segundo, en campo de color rubio”, tres espigas de oro atadas por sus tallos con una cinta sinople y en el tercero, de azúr un árbol sinople, fustado al natural y terrasado de lo mismo. Bordura corrida por la diestra, punta y siniestra, componada de castillos de oro sobre gules y leones gules sobre oro, al timbre Corona borbónica y rodeando dos ramas vegetales cruzadas abajo y atadas con una cinta.
Elementos de nuestro escudo que enlazan pasado y presente de nuestro municipio: la bordadura corrida de castillos y leones, rojos y oro que es una concesión real por un favor prestado al rey, colores significativos del reino de Castilla y León , de la Casa de Medina Sidonia, fajas rojas de los Fernández de Córdoba, espigas y árbol, trigo y olivo tradición agrícola de Trigueros y la Corona Borbónica que representa nuestra dinastía reinante.



La bandera.
Al no existir antecedentes de ninguna bandera, proponemos la legalización de la que se viene utilizando por este Ilmo. Ayuntamiento, que sigue las formas más usuales de las banderas de la provincia de Huelva. En esta se incluyen los colores amarillo y verde, siempre presentes en el escudo de la villa, así como el rojo que es el color de la tau símbolo de San Antonio Abad, tan significativo para todos los triguereños.
La bandera aprobada en Pleno es la siguiente:
Bandera rectangular en la proporción de 11X18, compuesta por tres franjas paralelas entre sí y perpendiculares al asta, de la anchura y una cuarta vertical, de igual anchura, al borde del asta, que forma esquemáticamente con la franja central, del mismo color rojo, una tau. Sus colores son amarillo arriba, rojo al centro y en la franja vertical; verde abajo. Centrado y sobre puesto el escudo de armas local. Escudo y Bandera en los que se representan todas las tradiciones y sentimientos del municipio, su pasado, su presente que se aúnan para seguir representando a través de sus símbolos de identidad, su futuro, el existir y sentir de nuestro pueblo.
No puedo terminar este artículo sin agradecer la gran ayuda y asesoramiento prestado por Dña. Remedios Rey de las Penas, jefa del Servicio de Archivos de la Excma. Diputación Provincial de Huelva, así como la colaboración en la búsqueda de datos en nuestro Archivo Municipal por la bibliotecaria del municipio.

Revista de San Antonio Abad de 2011